
Paciente con STUI por HBP
La hiperplasia benigna de próstata mantiene un vínculo estrecho con el urólogo y con el médico de familia, debido a su trascendencia epidemiológica, ya que constituye una de las patologías más frecuentes en el varón de 50 o más años y que a partir de la sexta década de vida repercute negativamente en la calidad de vida de nuestros pacientes.
Debido a que la prevalencia de la HBP y STUI aumenta con la edad, es muy probable que el impacto económico y social de la HBP aumente en el futuro, siendo la primera causa de consulta ambulatoria al especialista en urología, de la cirugía más frecuentemente realizada en muchos centros públicos y privados y, para el médico de familia, un importante flujo de pacientes, con síntomas urinarios, que requieran la discriminación entre HBP y cáncer de próstata.
Además de estos importantes aspectos epidemiológicos y sociales, la HBP constituye un apasionante reto científico. Hemos presenciado en las últimas décadas un desarrollo conceptual de dicha patología, pasando de una entidad puramente obstructiva, debido al aumento benigno de la glándula prostática, a un planteamiento mucho más amplio que nos está permitiendo justificar y entender muchos de los síntomas ocasionado por la hiperplasia benigna de próstata.
La mejor comprensión de la HBP ha permitido la incursión de nuevas moléculas que han ocasionado un mejor control de los síntomas del tracto urinario inferior y en la calidad de vida de los pacientes, evitando la progresión clínica de la enfermedad y la disminución de las complicaciones derivada de dicha progresión de la HBP.
El avance de nuevas técnicas mínimamente invasivas junto con la aparición de diferentes tipos de láser, sitúan a la cirugía de la HBP en la vanguardia de nuestra especialidad.
Tras conocer la importancia epidemiológica de la HBP y la alta carga asistencial que genera, explica la necesidad de una importante relación entre el médico de familia y el urólogo, que consiga un manejo integral efectivo y precoz de esta patología, ocasionando un aumento del bienestar del paciente con el consiguiente ahorro económico. Por este motivo, hemos asistido a la creación de consensos de manejo conjunto entre ambas especialidades en relación al diagnóstico inicial, a las pruebas recomendadas en el diagnóstico y seguimiento, al tratamiento farmacológico y el control posterior de los pacientes, así́ como los criterios de derivación a Urología.
En este curso desarrollaremos los aspectos epidemiológicos que definen a la HBP junto con datos fisiopatológicos y conceptuales que nos ayuden en nuestra practica clínica diaria junto con protocolos diagnósticos, tratamiento farmacológico y quirúrgico, seguimiento y aspectos de calidad de vida.